1018068 La mujer vio a su marido acostado en la cama de su mejor amiga con el lápiz labial en la cara, La mujer reprimió su ira por el bien de la cara
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Las mejores películas de acción de la historia
‘Grupo salvaje’ (1969)
Ningún otro western ha demostrado ser tan duraderamente moderno o capaz de dirigirse a una generación más joven como éste. La guerra de Vietnam hacía estragos cuando se rodó la película, y Peckinpah aprovechó esas resonancias alegóricas, con la esperanza de confrontar a los espectadores con imágenes similares a las que veían en las noticias de la noche. Es una muestra de su virtuosismo (o ingenuidad) que la película recibiera una respuesta polarizada: algunos la aclamaron como una obra maestra, otros la señalaron como un signo de una forma de arte en bancarrota.
Corta la respiración por su suciedad sin concesiones, el todopoderoso dólar que lleva a los hombres buenos a la perdición y a los menos buenos a una recompensa mercenaria. Se hace eco de algunas de las luchas del propio director en Hollywood, pero sobre todo es un testimonio de integridad: Sé oscuro, sé profundo, y los verdaderos fans de la acción te seguirán hasta el ruinoso final.
‘Los siete samurais’ (1954)
Si nunca ha visto una película de Kurosawa y se pregunta por qué se le tiene en tan alta estima, este clásico de todos los tiempos es toda la prueba que necesita, entre otras cosas porque inspiró el muy querido, aunque ligeramente simplista, remake de Hollywood, Los siete magníficos. Con más de 200 minutos de duración, es también un ejemplo de libro de texto de cómo hacer que la acción signifique más, porque estamos totalmente absortos en las vidas de los personajes. Sentimos de verdad el miedo y el hambre abyecta de los vulnerables granjeros, tan desesperados por proteger su nueva cosecha que pagan a samuráis a sueldo con sus últimos granos de arroz. También sentimos la desesperación de los ronin sin amo dispuestos a aceptar el trabajo, ya que al menos significa cama y comida durante un tiempo.
Kurosawa dedica una hora a mostrarnos lo que está en juego, y otra hora a mostrarnos cómo el sabio líder Takashi Shimura, el volátil aspirante a samurái Toshiro Mifune y sus secuaces planean defenderse de sus merodeadores enemigos. Sin embargo, cuando estalla la acción, el flujo y reflujo de la estrategia es mucho más absorbente, las bajas golpean con fuerza y la recompensa es intensa. Para hacer una película de esta envergadura y profundidad hace falta valor, sabiduría y las habilidades formales necesarias para plasmar tus ambiciones en la pantalla.