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Mundo insólito
Conocida como ‘la mezquita de la noche a la mañana’, Shab Bahr Masjid es un pequeño templo de Lahore en el que solo caben doce personas

Sergi Ramis
Lahore, la capital cultural de Pakistán y segunda ciudad por número de habitantes tras Karachi con sus 13 millones de almas, es un entramado de bazares. Aunque hay una estructura urbana ancestral, queda confundida por la superposición de mercados al aire libre que invaden aceras y calzadas y la convierten en una amalgama de mercancías, olores, colores y gritos.
En la esquina sur del cruce de Baans Bazaar y Circular Road, asediada por la típica maraña de cables eléctricos y telefónicos, hay una pequeña mezquita de barrio que no llama la atención… a no ser que se conozca su historia.

Shab Bahr Masjid es el nombre del templo, aunque para llegar hasta ella es más fácil ir preguntando por “la mezquita de la noche a la mañana”, que es como la conoce todo el mundo. No se trata de un mote, sino una descripción de los hechos históricos que se sucedieron en 1917, cuando el país todavía no se había separado de la India y los británicos eran el poder colonial dominante.
Cuentan que, en aquella época, el solar estaba vacío y una persona musulmana aprovechó para realizar una de las plegarias del día, lo que incomodó a los hinduistas del barrio. Enseguida surgieron peticiones por parte de ambas comunidades solicitando construir un lugar de oración aprovechando el terreno desocupado. Sería un juez británico quien tomaría la decisión.
Shab Bahr Masjid no tiene mucho valor arquitectónico y es muy pequeña, pero es importante por su historia
Alguien recordó el compromiso de Londres de no modificar los templos ya existentes. El entonces famosísimo luchador profesional Gama Pehalwan hizo un llamamiento y encabezó a un ejército de voluntarios que, tras la oración vespertina, se pusieron manos a la obra, trabajaron durante toda la noche y al amanecer siguiente tenían construida la mezquita Shab Bahr, con lo que el juez debió fallar a favor de la comunidad musulmana y los hinduistas se quedaron con un palmo de narices.
El templo es cuadrado, de piedra artificial blanca, y no tiene apenas valor artístico o arquitectónico, pero sí cultural e histórico por los hechos narrados. Sigue en funcionamiento más de un siglo después de su rápida construcción, aunque es tan minúsculo que tan solo puede acoger a doce fieles cada vez.
Lahore es la segunda ciudad con más habitantes del país y se considera capital cultural
Los interiores se han ido reformando con los años y ahora son de mármol blanco y con algunas barandillas de celosías que lo embellecen. En la puerta principal hay una inscripción en urdu que recuerda a los seguidores de Alá que haberse impuesto en tamaño pulso no les exime de seguir mostrándose piadosos y unos fieles musulmanes.
Además de esta mezquita de barrio pequeña con una anécdota curiosa a sus espaldas, Lahore cuenta multitud de templos musulmanes entre los que destacan dos especialmente, que atraen a los viajeros. La conocida mezquita Wazir Khan lo hace por los delicados azulejos que decoran su exterior y también el patio y la sala de rezos, con maravillosas caligrafías en árabe y escenas de elefantes enfrentados cara a cara. No se halla demasiado lejos de la pequeña mezquita de “de la noche a la mañana”.

Fruto de la dominación mogol, también se visita la monumental mezquita Badshai, que a muchos recuerda a la Jama Masjid de Delhi por su enorme espacio que puede acoger a miles de personas. Está levantada con la característica arenisca rosada de ese periodo y tienes tres cúpulas níveas que a otras personas hacen pensar en el cenotafio del Taj Mahal.
Cómo llegar
Lahore cuenta con aeropuerto internacional (el segundo más importante de Pakistán). Si se accede por carretera desde la capital del país, Islamabad, hay que contar con recorrer 375 kilómetros que pueden tomar cinco horas aun utilizando las autopistas más modernas de su red viaria.