¿Qué tipo de vivienda estamos construyendo en México y para quién?
De acuerdo con datos del Inegi, 4% de los hogares en México aún cuentan con piso de tierra, una señal clara del rezago en condiciones básicas de habitabilidad

Por:
** Vicente Mondaca
Publicado: 29.04.2025 – 09:00Actualizado: 29.04.2025 – 09:00
ReadSpeakerCompartir por WhatsAppCompartir por TwitterCompartir por FacebookCompartir por Linkedin
En México, contar con una vivienda digna sigue siendo un privilegio más que un derecho garantizado. A pesar de décadas de políticas públicas, subsidios y participación del sector privado, millones de personas viven en inmuebles que no cumplen con los criterios mínimos de habitabilidad: materiales precarios, falta de servicios básicos, hacinamiento y ubicación en zonas periféricas sin conectividad. Y lo más preocupante: las construcciones nuevas no siempre están respondiendo a las verdaderas necesidades del país.
De acuerdo con el Censo de Población y Vivienda 2020 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), 4% de los hogares en México aún cuentan con piso de tierra, una señal clara del rezago en condiciones básicas de habitabilidad. A pesar de este panorama, en la última década ha predominado una dinámica enfocada en el desarrollo de inmuebles dirigidos a sectores medios y altos, muchas veces fuera del alcance económico de la mayoría.
Te puede interesar
Desigualdad habitacional
Según la Cuenta Satélite de Vivienda de México 2023 publicada por el Inegi, en el 2022 el valor total de la edificación residencial alcanzó los 1.6 billones de pesos, pero solo 18.6% de esa cifra se destinó a construcciones de interés social, lo que evidencia una marcada concentración en mercados de mayor poder adquisitivo.
Pero no se trata únicamente de aumentar la cantidad de construcciones. El verdadero reto es definir qué tipo de hogares se están edificando, en qué ubicación y para beneficio de quién. Las zonas urbanas de rápido crecimiento especialmente en las periferias de ciudades como Puebla, Guadalajara, Monterrey o Querétaro se han llenado de fraccionamientos que, si bien cumplen con los estándares técnicos, permanecen completamente desconectados del tejido urbano.
La lejanía de estos desarrollos respecto a centros de trabajo, escuelas, hospitales o sistemas de transporte público ha generado una f