MIRA LA RESEÑA DE LA PELÍCULA DEL PRÓXIMO EPISODIO
Un almacén del siglo XIX se transforma en pisos de diseño en un canal de Copenhague
El almacén Strandgade, declarado monumento histórico y renovado por el diseñador danés David Thulstrup, es un ejemplo de cómo armonizar historia y modernidad

Edificio protegidoIrina Boersma César Machado

Vicent Selva (Colaborador de idealista news)
27 Noviembre 2024, 6:01
Puertos y otros canales de navegación han sido lugares esenciales para el comercio desde tiempos inmemoriales. Con el aumento de los cargamentos, los productos han necesitado de protegerse ante las inclemencias del tiempo, construyendo para tal fin almacenes, tinglados, cobertizos…
Todas esas infraestructuras portuarias conservadas han dado lugar a un rico patrimonio en lugares que, en la actualidad, han sido abiertos a la ciudadanía. La rehabilitación de estos lugares ha permitido transformarlos en espacios funcionales, respetando su pasado y aportando un diseño contemporáneo que las revaloriza. Un buen ejemplo de ello es el almacén Strandgade, en Copenhague.

StrandgadeIrina Boersma César Machado
La importancia de revitalizar espacios históricos
El almacén Strandgade, declarado monumento histórico y renovado por el diseñador danés David Thulstrup, está ubicado junto al canal de Christianshavn en Copenhague es un ejemplo sobresaliente de cómo la arquitectura puede armonizar historia y modernidad, ofreciendo cuatro apartamentos que combinan diseño moderno y respeto por su herencia industrial. Su historia se remonta a 1805, cuando se utilizaba para almacenar y secar pieles de animales.

Recuerdo al comercio de pielesIrina Boersma César Machado
Durante las rehabilitación, Thulstrup optó por materiales naturales y técnicas tradicionales para resaltar los elementos originales del edificio. Las vigas estructurales de pino, tras años cubiertas por capas de pintura y resina, fueron cuidadosamente decapadas a mano para revelar su belleza. Según cuenta el diseñador: “la calidad de las estructuras originales de las vigas era tan alta que se conservaron: se eliminaron décadas de pintura con jabón para revelar la hermosa madera que había debajo”.
El diseño también se adapta a las limitaciones impuestas por su condición de edificio protegido. Se mantuvieron los muros estructurales de ladrillo y se revistieron con “puds”, un enlucido de arcilla natural hecho de tiza y arena. Cada uno de los cuatro apartamentos, de 220 m2, tiene una distribución diáfana. En el centro de cada unidad, se instalaron dos cubos funcionales: uno para las cocinas y baños, y otro para las escaleras. Para respetar la historia del almacén, se incorporó un ascensor revestido en piel, un guiño al uso original del edificio como almacén de pieles.

Distribución diáfanaIrina Boersma César Machado
Los acabados interiores reflejan el pasado del edificio. Colores tierra, grises suaves y maderas claras dominan la paleta, mientras que muebles como un sofá cama con estampado de vaca y sillas tapizadas en cuero blanco evocan la conexión histórica con el comercio de pieles, que combinan diseño moderno y respeto por su herencia industrial. Según el diseñador, “todas las opciones que elegí tenían que ver con la exclusividad y el lujo tranquilo en este lugar tan especial junto al canal”.
Elementos modernos y funcionales para la vida contemporánea
El proyecto también destaca por su integración de elementos modernos que complementan el carácter histórico. El granito báltico, originalmente utilizado como cimiento de carga del edificio, fue reutilizado para revestir las paredes de los baños y para fabricar bañeras de bloques macizos, añadiendo un toque de lujo. Según el diseñador: “se trataba de elevarlo todo: podríamos haber elegido una bañera estándar, pero hacerla con un bloque macizo de la misma piedra del edificio original lo conecta directamente con la historia”.

Vigas estructuralesIrina Boersma César Machado
En la planta baja se diseñaron espacios comunes que promueven la interacción entre los residentes. Estos incluyen una cocina compartida con una gran mesa de comedor, salas de vino y una sauna. El exterior no quedó fuera del diseño: un patio con ducha exterior ofrece comodidad tras un baño en el puerto, y un pequeño atracadero permite a los residentes tener acceso directo al canal.

Granito bálticoIrina Boersma César Machado
Los suelos, formados por estrechos ladrillos rojos, se extienden desde el interior hasta las áreas exteriores, creando una continuidad visual que conecta los espacios. Este diseño considera tanto la estética como la funcionalidad, mejorando la experiencia de los residentes y respetando el legado histórico del almacén.
Estrechos ladrillos rojosIrina Boersma César Machado
Cubos centralesIrina Boersma César Machado