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Algo único
Un artista retomó una idea antigua para dirigir los rayos en dirección a la plaza, algo que atrae a muchos visitantes
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¿Qué se hace cuando tu pueblo pasa seis meses sin ver un solo rayo de sol? En Rjukan, un pequeño rincón de Noruega rodeado de montañas enormes, lo tenían claro: si el sol no viene a ti, tú lo atrapas. Y así lo hicieron en 2013 con unos espejos gigantes que han convertido su plaza principal en el lugar más luminoso posible.
Rjukan está metido en un valle tan profundo que el sol desaparece durante todo el invierno. Sin embargo, Martin Andersen, un artista noruego con mucho ingenio, propuso una idea tan loca como brillante: el proyecto Solpeil. Es decir, colocar tres espejos enormes en lo alto de las montañas que giran siguiendo al sol para reflejar si luz hacia el pueblo.
El resultado es una plaza iluminada de casi 600 metros cuadrados donde los vecinos pueden disfrutar de un poquito de sol, incluso cuando el resto del pueblo sigue en la más absoluta penumbra. Hasta se celebra un festival
Motivo de orgullo
Un rayo de luz en pleno invierno
El proyecto, que no salió adelante sin dudas, tuvo que ganarse la aprobación de los habitantes. Andersen recordó en 2015 durante una conferencia a estudiantes de diseño del Centro Universitario de Diseño de Barcelona que los más jóvenes estaban emocionados, pero los mayores no las tenían todas consigo.
Además, mencionó que la idea original de utilizar espejos para iluminar el pueblo fue propuesta en 1913 por Sam Eyde, fundador de Rjukan, aunque no se materializó hasta que Andersen la retomó en 2005. Ocho años después se inauguró.Lee también
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Ahora, esos mismos espejos que no convencían a una buena parte de los vecinos son el orgullo del pueblo, y no solo porque han transformado su invierno, sino porque han puesto a Rjukan en el mapa como un lugar donde la creatividad vence a la oscuridad.
Incluso los visitantes se han rendido a esta idea tan peculiar. Gabriella, una viajera que se dedica a descubrir las joyas de Noruega, quedó alucinada al ver cómo el juego de luces convertía la fría plaza en un punto de encuentro lleno de vida. Con temperaturas que rondan los 11 grados bajo cero, es fácil entender por qué un rayo de sol puede cambiar el ánimo de todo un pueblo. Sin embargo, la joven matizó que actualmente estos espejos están fuera de servicio y no dirigirán la luz hacia el pueblo hasta que los reparen.