1018038 La chica descubrió sin querer que el hermano gemelo de su novio fallecido tiene el mismo hábito de usar la cámara, exactamente igual que su novio
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Las mejores películas de acción de la historia
‘Vanishing Point’ (1971)
Recoge el Dodge Challenger blanco en Denver el viernes a las 23:30, con entrega prevista en San Francisco el lunes a las 15:00. ¿Imposible? La pregunta no es válida cuando la odisea de nuestro antihéroe es menos un desafío de resistencia que una metáfora existencial del sombrío estado de la América posterior a los años sesenta. Por supuesto, hay algo inefablemente observable en estos grandes y viejos coches de gasolina que se deslizan por el asfalto mientras el Kowalski de Newman supera a la policía en tres estados, aunque al director Sarafian le interesan realmente las amplias tomas en las que el coche es sólo una mancha en un paisaje enorme.
‘El bueno, el feo y el malo’ (1966)
El maestro italiano Sergio Leone inventó un delicioso tipo de juego previo cinematográfico: sus escenas de acción estallan en violencia, pero se recuerdan más vívidamente los momentos previos: sudor acumulado en cejas anudadas, dedos que se acercan sigilosamente a los gatillos y, lo más icónico, dos grandes ojos que llenan la pantalla. En el horizonte se vislumbraban spaghetti westerns de mayor envergadura (incluido el poético Érase una vez en el Oeste, del propio Leone, pero podría decirse que ninguno fue tan crítico como éste), que aumentaban la brutalidad y hacían que el género se sintiera como un comentario subversivo sobre una América cada vez más belicosa.
Sus estrellas procedían de Hollywood, pero una vez que llegaron a Roma -y, poco después, a los desiertos españoles que pasaban por el Viejo Oeste- se encontraban en un país de la imaginación suprema de un cineasta. Gran parte de la gramática de acción moderna procede de Leone y de su genial compositor Ennio Morricone, que transformó las guitarras doom en el sonido natural de la frontera.
‘Los supercamorristas’ (1984)
Años antes de los Juegos Olímpicos de 1992, Jackie Chan triunfó en Barcelona con esta comedia de acción dirigida al público internacional. Irónicamente, no les interesó tanto, ya que el humor de esta aventura -en la que Chan y Yuen, compañeros en un camión de comida, se enredan con una misteriosa heredera desaparecida- sigue siendo muy propio del mercado de Hong Kong. Aunque el montaje no es precisamente fluido, el resultado sigue teniendo mucho encanto, con la pareja feliz y despreocupada en su mejor momento, y el cociente habitual de caídas graciosas. Tarda demasiado en alcanzar la velocidad de vértigo, pero cuando Chan y Yuen se enfrentan a un equipo de secuaces en el castillo del villano, la película despega de verdad, especialmente cuando Chan se enfrenta al campeón mundial invicto de kárate Benny “The Jet” Urquidez en un encuentro cuya velocidad de movimiento resulta increíble.