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Probamos el Spyker C8 Laviolette: pura fascinación analógica

Redacción AUTO BILD

28 ene. 2025 17:07h.Compartir

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¿Recuerdas a Spyker? El fabricante neerlandés tuvo que declararse en quiebra hace años. Sin embargo, la marca sigue viva gracias al entusiasmo de un solo hombre. 

Todo comienza de manera inocente, cuando Jasper decide cambiar el volante de Lotus con airbag instalado en su Spyker por el volante escultórico de hélice que tenían los primeros ejemplares. Sin embargo, hay un problema: el volante no está disponible en ninguna parte, por lo que decide fabricarlo.  

Como buen hombre de negocios, Jasper asume que otros propietarios también querrán mejorar su Spyker con el característico volante de hélice. Fabrica 60 unidades y las vende rápidamente. A partir de ese momento, Jasper queda completamente cautivado. 

Un éxito inesperado 

El meticuloso trabajo de Jasper se hace famoso en la pequeña comunidad de Spyker, y pronto, propietarios de todo el mundo comienzan a contactarlo. Comienza a vender piezas y a realizar pequeñas reparaciones, y en pocos años, bajo el nombre de Spyker Enthusiast, y se convierte en el referente para todo lo relacionado con esta marca casi desconocida. 

De los 200 modelos Spyker que existen en todo el mundo, Jasper y su pequeño equipo de tres personas han mantenido 108, restaurado completamente 21 y equipado a innumerables Spyker con nuevas piezas, como el popular volante de hélice por 5.000 euros o el tapón de aluminio del depósito de combustible por 700 euros.  

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Hoy visito a Jasper en el pequeño pueblo neerlandés de Veghel. En una zona industrial gris, el hombre de 46 años me recibe con una amplia sonrisa. Y cuando abre la puerta de su sala de exposición, ¡no puedo evitar sonreír también! En este pequeño y escondido lugar hay nada menos que nueve Spyker, uno junto a otro. Aunque había visto algunos Spyker en la calle, encontrar nueve juntos es un nivel completamente diferente.  

Una colección de ensueño

De los 200 coches fabricados, aproximadamente 120 corresponden al C8 Spyder, 60 al coupé C8 Laviolette (nombrado en honor al empleado de Spyker Joseph Laviolette), 13 al modelo de homologación C8 Double 12S, alargado 50 centímetros, y el resto son prototipos como el C12 Zagato o el D12 Peking-to-Paris. 

Según Jasper, entre el 70 y el 80 % de los Spyker se fabricaron en la combinación de colores negro y coñac. Sin embargo, no encuentro ninguno con esta combinación aquí: demasiado común para Jasper. Sus coches son todos únicos y siempre cuentan una historia propia.  

Por ejemplo, el C8 Double 12S dorado (#208), que Jasper encontró tras años de búsqueda en la República Checa. Es uno de los tres modelos en el mundo con transmisión automática y el motor V8 de 4.2 litros del Volkswagen Phaeton. Además, es el único Spyker que fue entregado con el juego de maletas Louis Vuitton de fábrica, que tuvo un sobrecoste exorbitante de 100.000 euros. Hoy en día, este coche podría valer alrededor de 1,5 millones de euros.  

Junto a él se encuentra el Spyker favorito de Jasper, el C8 Spyder #210, que originalmente fue entregado al norte de Alemania. Este ejemplar es único en muchos aspectos: uno de los tres pintados con los colores del Maserati MC12, el único con llantas en el mismo color que la carrocería y también el único con cuatro tubos de escape prominentes en la parte trasera.  

Lamentablemente, este Spyker tuvo un destino trágico: un defecto técnico debido a una reparación mal hecha causó que el #210 se incendiara. En 2019, Jasper encontró el chasis calcinado en el Reino Unido y reconstruyó el coche exactamente como salió de la fábrica de Karmann en 2009.  

Historias fascinantes

Cada coche tiene una historia impresionante, que Jasper cuenta con ojos brillantes. Parece que casi no hay personas comunes que posean un Spyker. Además de estrellas de la música, estos extravagantes deportivos neerlandeses son populares entre hombres de negocios y miembros de familias reales. En su búsqueda de Spyker, Jasper ha viajado por todo el mundo, visitando Marruecos, China y Dubái.  

Al volante del C8 Laviolette #147

Uno de los coches que persiguió durante años fue el C8 Laviolette #147. Este Spyker perteneció al gobernante de Dubái, y le tomó a Jasper mucho tiempo y persuasión incluirlo en su colección privada. Este Spyker es el único C8 con un techo interior de colores. Hoy tengo el privilegio de conducirlo para comprender mejor la fascinación por Spyker.  

Incluso 25 años después de su presentación, un Spyker C8 no parece anticuado: es atemporal. Algo que no se percibe en las fotos es lo compacto que es: con 4,19 metros, es casi diez centímetros más corto que un Volkswagen Golf actual. Toda la carrocería está hecha de aluminio, lo que mantiene su peso en unos ligeros 1.200 kilos.  

Esa ligereza se siente al volante desde los primeros metros. Pero antes de conducirlo, hay varios aspectos inusuales. Por ejemplo, un Spyker no tiene tiradores de puertas convencionales: las puertas de ala se abren mediante un pequeño botón en los espejos exteriores pulidos o, de forma más espectacular, con un control remoto. Este detalle siempre llama la atención, ya sea en un supermercado o frente a una ópera.  

El interior del C8 Laviolette contrasta con su elegante color exterior “Gunmetal Grey”. El cliente de la realeza eligió un interior completamente en naranja brillante, llamado “Tropicana”. Puede no ser del gusto de todos, pero a mí me encanta.  

Motor

Con un breve rugido, el V8 detrás de mí cobra vida. Contrariamente a lo que muchos creen, no se trata del motor del primer Audi R8, sino del propulsor del A8 D2. Los primeros Spyker venían equipados con el V8 del Audi S8, aunque posteriormente se realizó un cambio. La potencia fue aumentada a 405 CV, un valor que hoy en día no resulta impresionante para un superdeportivo. Sin embargo, el C8 Laviolette promete acelerar de 0 a 100 km/h en 4,5 segundos y alcanzar una velocidad máxima teórica de 300 km/h.

No obstante, en un Spyker no se trata de cifras, sino de la experiencia, y esta es única. Estoy sentado en un oasis naranja de cuero y aluminio. ¿Pantallas o piezas de plástico barato? ¡No en un Spyker! Dado el espacio reducido para los pies y los pedales verticales, me alegra haber elegido un calzado estrecho. En términos generales, la sensación de espacio es, por decirlo de manera suave, acogedora. Si mides más de 1,85 metros, el interior puede resultar un tanto estrecho.

Comportamiento

Para mí, es perfecto, y así me concentro en los primeros metros. Contra todo pronóstico, el embrague de la caja de cambios manual de seis velocidades tiene un punto de presión excelente, y gracias a los 480 Nm de par, el Spyker arranca con total suavidad. En ese momento, recuerdo que no cuenta con ninguna asistencia al conductor. No hay ABS ni dirección asistida; hablar de control de tracción o ESP sería en vano. Un Spyker ofrece una experiencia de conducción analógica en su máxima expresión. Así es como me gusta.

Tomo la palanca de cambios de aluminio a mi derecha. El mecanismo me recuerda a Pagani. La palanca es fría, se siente bien en la mano. Los recorridos son cortos, y los cambios requieren ser realizados con firmeza. Cada inserción se convierte en una experiencia táctil.

Segunda marcha, 2.000 revoluciones, aceleración a fondo: el motor atmosférico responde perfectamente al acelerador y sube de revoluciones con más agresividad de lo que hubiera esperado de un motor del A8. La aceleración es impresionante, se siente más intensa de lo que realmente es. 

Esto se debe, en gran parte, al sonido espectacular: con tonos graves en bajas revoluciones, el V8 se vuelve más presente a medida que suben las revoluciones y cerca del límite de 7.000 rpm suena casi tan brutal como un Nascar. Cambio a tercera marcha, lo que gracias a los pedales verticales y los recorridos cortos del cambio resulta rápido. 

Y el espectáculo comienza de nuevo. Al soltar el acelerador, el rugido del V8 se complementa con maravillosas y auténticas explosiones en el escape. Simplemente increíble.

Aunque durante mi extensa prueba de conducción no llevé el C8 Laviolette ni de cerca a sus límites, puedo entender al 100 % la sensación única de un Spyker. Así como su comportamiento de conducción es analógico, sin filtros y emocionante, el interior es encantador, lleno de detalles y vibrante en colores. Que la calidad de fabricación tenga algunas imperfecciones aquí y allá no me molesta: después de todo, es completamente artesanal.

Conclusión

El precio original de un Spyker C8 rondaba los 300.000 euros. Hoy en día, los modelos Laviolette tienen un valor aproximado del doble, mientras que los Spyder valen un poco menos. En algunos detalles, el Spyker me recuerda a Pagani, y no es de extrañar que estos coches sean cariñosamente llamados por sus fanáticos “el Pagani de los pobres”.

Después de mi visita a Jasper, entiendo aún mejor la fascinación por Spyker. Siempre he tenido una debilidad por este extravagante deportivo de los Países Bajos, pero después de experimentarlo de cerca, estoy completamente convencido. El coche se conduce de manera cruda y emocional, y sorprende con una cantidad infinita de detalles. Al final, me hago la pregunta: ¿por qué compraría un Ferrari o un Lamborghini si puedo tener un Spyker?