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Prueba Mercedes-Benz G 580 eléctrico, larga vida al icono del 4×4
La variante 100% eléctrica del todoterreno alemán por excelencia asegura la pervivencia del mito durante muchos años.
Foto: Motor1.com
Por: José A. Guzmán
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El mundo del automóvil avanza hacia un panorama electrificado. Y lo hace poco a poco, conquistando segmentos, a priori, poco favorables para esta tecnología. Primero fueron los turismos urbanos, utilitarios o berlinas, después los populares SUV y de un tiempo a esta parte, le ha tocado el turno a los 4×4 puros. Todoterrenos icónicos, donde la robustez, sencillez y fiabilidad eran bienes cotizados y no tanto la tecnología de a bordo.
Pues bien, eso ha cambiado y modelos de referencia como el Mercedes-Benz Clase G ya disponen de una versión 100% eléctrica, como la que estás viendo en imágenes.
Un vehículo que ya hemos podido conducir y que nos ha dejado clara una cosa: puedes cambiar la fuente de energía, pero las capacidades off-road se mantienen intactas. Por eso el Clase G es y seguirá siendo el sueño de muchos amantes de las actividades 4×4 al aire libre.
Galería: Mercedes-Benz G 580 eléctrico 2024 primera prueba
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Mercedes-Benz
El Mercedes-Benz G 580 eléctrico, en cinco puntos clave:
Diseño
Estéticamente, los diseñadores de Mercedes-Benz no pueden dar rienda suelta a la imaginación a la hora de refrescar la silueta del todoterreno alemán… 100% reconocible precisamente por su aspecto.
Es cierto que a lo largo de sus cuatro generaciones ha sufrido cambios evolutivos, pero todos perfectamente enmarcados en esos trazos de “box design”, muy rectilíneos, sin apenas curvas, que han conseguido grabarse a fuego en la memoria del público.
Eso no impide que esta nueva etapa del Clase G muestre rasgos distintivos actualizados, como la parte frontal, donde destaca la nueva parrilla de cuatro lamas horizontales (este detalle es sencillo pero inequívoco para identificar al nuevo modelo), las ópticas principales circulares, con tecnología LED, el diseño del capó (de diferente grosor entre las versiones térmicas y la eléctrica), la ubicación de los pilotos intermitentes sobre los pasos de rueda delanteros (con una función más práctica que estética), o el diseño del pilar A, más delgado y resistente, a la vez que con mayor inclinación para beneficiar a la aerodinámica del vehículo.
Otros detalles que sirven para identificar a la versión 100% eléctrica del resto de ‘hermanos’ térmicos de camada lo encontramos en la zaga. La clásica rueda de repuesto cubierta de las versiones con motores térmicos puede combinarse en el eléctrico con una caja exterior para guardar los cables de recarga de diseño más pequeño que la rueda de repuesto (si el cliente lo quiere, puede montar rueda de repuesto exactamente igual al resto de versiones de combustión).
Y otro detalle no menor. Si ves un nuevo Clase G por la calle y lleva bola de remolque, entonces es una versión de gasolina o turbodiésel. El Clase G 580 eléctrico no puede llevarla por homologación.
Respecto a las dimensiones, el G 580 eléctrico mide 4,62 metros de longitud, por 1,93 de ancho y 1,99 metros de alto. La distancia entre ejes es de 2,89 metros y otras cifras que te pueden interesar, en términos off-road son los ángulos de ataque (32 grados), de salida (30,7 grados) y ventral (20,3 grados), así como la altura libre al suelo de 250 mm o la profundidad de vadeo de 700 mm. Por cierto su peso es de 3.085 kilos y la capacidad del maletero, de 454 litros.
Interior
Para acceder al interior, tenemos que abrir la puerta con decisión (casi con la misma que para cerrarla), agarrando el clásico tirador presente a lo largo de todas las generaciones. Pero antes de entrar, podemos ver en el umbral de la puerta del conductor el sello “Schöckl Proved”, que por si no lo sabías, es el circuito de pruebas off-road cerca de Graz (Austria), por el que todos los modelos del Clase G pasan antes de ser comercializados.
Una vez dentro, el habitáculo transmite esa sensación de lujo y funcional, que se ha mantenido a lo largo de los años, especialmente en las últimas generaciones. El sistema de infoentretenimiento MBUX (Mercedes-Benz User Experience), con su pantalla de 12,3 pulgadas, hacen del nuevo Clase G, la generación más digital de la historia. La calidad de los ajustes es máxima, así como la de los materiales empleados (la versión G 63 AMG milita en una liga al margen).
Y como es habitual en el fabricante alemán, el listado de opciones es enorme. Si así se desea, se puede equipar con KEYLESS-GO, posavasos regulables en temperatura (calor y frío), sistema de sonido envolvente Burmester 3D y el sistema MBUX High-End Rear- Seat Entertainment para los ocupantes posteriores.
El espacio en todas las plazas es más que suficiente para cualquier estatura de pasajero y la única “incomodidad” que percibirás es la elevada altura a la que se encuentra el habitáculo. Aunque para eso están las estriberas laterales, que a modo de escalón, nos ayudan a acceder o salir del vehículo.
Mecánica
En este caso, hablamos de cuatro, en lugar de una mecánica. El Mercedes-Benz G 580 eléctrico dispone de cuatro motores eléctricos, uno por rueda, cada uno de ellos con una potencia mecánica de 147 CV, con una potencia total combinada de 587 CV.
El chasis de escalera alberga una poderosa batería de 116 kWh de capacidad, protegida por una estructura fabricada por un material de fibra de carbono compuesto a modo de plancha en la parte inferior, que se traduce a efectos prácticos en una especie de fondo plano.
Las prestaciones son asombrosas para una mole de este tamaño y peso. La velocidad máxima está limitada electrónicamente a 180 km/h y es capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en solo 4,7 segundos. La autonomía máxima en ciclo WLTP es de 473 kilómetros, aunque en conducción por campo exclusivamente, esa cifra puede superar los 600 km.
La batería puede recargarse hasta un máximo de 11 kW en corriente alterna o hasta 200 kW en un punto de corriente continua. Hay tres modos de gestionar la recarga de la batería. Y en marcha disponemos de hasta cinco modos de retención para regenerar la batería.
En marcha
Siempre es un privilegio poder conducir un Mercedes-Benz Clase G y más, si lo haces por campo. Y eso es precisamente lo que pudimos hacer en una ruta por Guadalajara. Resulta difícil expresar el cúmulo de sensaciones que provoca una mole de 3 toneladas de peso en movimiento, sobre un terreno roto, arcilloso y resbaladizo, que, sin embargo, parece ‘velcro’ cuando el sistema de tracción total entra en acción.
A diferencia de sus hermanos térmicos, el G 580 eléctrico dispone del denominado OFFROAD COCKPIT, que prescinde de los tradicionales bloqueos de diferenciales (tres en las versiones térmicas), claves para la conducción en campo. En su lugar, la versión eléctrica dispone de tres mandos imprescindibles (o mágicos según prefieras) que te permitirán salir airoso de cualquier escenario. Con el central activamos lo que vendría a ser la reductora en un 4×4 clásico, flanqueados por sendos mandos G-Steering y G-Turn.
El G-Steering es una función que permite reducir el radio de giro, por ejemplo, en curvas muy cerradas, bloqueando la rueda trasera interior (como si actuásemos sobre el freno de mano para que me entiendas), permitiendo que el coche gire, pivotando sobre esa rueda bloqueada. Sólo funciona hasta un máximo de 25 km/h y su efectividad es realmente asombrosa a la hora de transitar por terrenos angostos.
La segunda y más espectacular (aunque menos efectiva, según mi criterio) es la llamada G-Turn. Esta función sirve para rotar el coche sobre sí mismo (las ruedas se mueven en sentidos opuestos), sobre su eje vertical hasta un máximo de dos vueltas. Para ello, el terreno debe estar libre de obstáculos alrededor del vehículo y la maniobra debe realizarse sobre un terreno plano y nivelado.
Algo recomendable, por ejemplo, si en nuestra ruta no podemos continuar en sentido en el que vamos y decidimos regresar, deshaciendo el camino. Debemos aclarar que, para activar ambas funciones, el modo de reductora debe estar activado siempre.
Otros aliados destacables son el control de descenso y ascenso de pendiente automático, que se puede configurar con tres programas predeterminados de velocidad, gracias a los cuales, la electrónica del coche se encarga de gestionar el acelerador y el freno de forma autónoma en función de diferentes parámetros como el grado de inclinación, la pendiente o la adherencia del terreno. Simplemente, asombroso, ¡pura magia!
Equipamiento y precio
Es posible que ya lo sepas o que te lo hayas imaginado, pero tratándose de una marca como Mercedes-Benz y de uno de sus modelos más icónicos, la dotación de serie del Clase G queda al margen de cualquier duda.
De entrada, tiene todo lo que puedas imaginar. Y si no lo tiene, se lo podrás añadir gracias al catálogo de opciones disponibles. Así que, si me permites la brevedad en este apartado, mucho mejor.
Pasemos al otro “nudo gordiano” del nuevo Clase G. Nuevamente, sigue la tradición que confirma que el todoterreno alemán no es un vehículo de masas, sino de grandes volúmenes de dinero.
El Clase G más asequible, el G 450 d (turbodiésel con 367 CV) parte de los 148.675 euros, seguido de los 159.650 euros del G 500 (gasolina con 449 CV), pasando por los 196.221 euros del G 580 eléctrico y llegando al todopoderoso G 63 AMG con 585 CV y un precio desde 219.300 euros. En todos los casos, hablamos de precios “desde”. El “hasta”, lo pone tu imaginación o tu bolsillo, lo que prefieras.
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MotorEléctrico, cuatro unidades (uno por cada rueda)
Potencia587 CV
Par máximo1.164 Nm
Batería116 kWh
Autonomía eléctrica473 km
Caja de cambiosTransmisión fija, 1 velocidad
0-100 km/h4,7 s
Velocidad máxima180 km/h (autolimitada)
Consumo30,4 kWh/100 km
TracciónIntegral
Longitud4,62 m