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Hacer cálculos
El aumento del precio de los vehículos, junto con otros factores como la subida de los combustibles, encarecen el coste de tener un automóvil en propiedad
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Los datos registrados por la Dirección General de Tráfico (DGT) indican que, en 2021, España tenía más de 35 millones de vehículos de motor, de los que casi 25 millones eran turismos. Esto supone que hay más de un coche por cada dos ciudadanos. Aunque cada vez existe un mayor número de alternativas a la compra de un vehículo, los consumidores de nuestro país tradicionalmente han optado por la adquisición. Pero para tener un automóvil en propiedad no solo hay que abonar su precio, sino que también conlleva una serie de gastos de mantenimiento fijos anuales. Y conviene hacer bien los números para saber si, al final de su vida útil, compensa comprarlo.
Este cálculo toma mayor relevancia con las conclusiones del trabajo Ciudades re imaginadas por Lynk & Co, elaborado por la citada compañía automovilística, en base a una encuesta realizada a más de 8.000 ciudadanos de ocho capitales europeas (Londres, París, Berlín, Roma, Madrid, Ámsterdam, Estocolmo y Bruselas). Una de las preguntas formuladas hacía referencia al tiempo que los conductores usan el automóvil. Y, según las informaciones recababas, los coches se utilizan, de media, apenas un 4% del tiempo. El 96% restante están parados, al menos en las grandes ciudades.
Ante este porcentaje, es comprensible que muchos conductores se planteen si realmente vale la pena tener un coche para que esté parado prácticamente todo el tiempo o si, por el contrario, lo más rentable es no comprarlo o vender el actual. Se trata de una decisión complicada, pues para muchos el automóvil es la manera más rápida y eficaz de desplazarse, con una diferencia notoria respecto a otros medios.
Para muchos el automóvil es la manera más rápida y eficaz de desplazarse, con una diferencia notoria respecto a otros medios
A la hora de valorarlo, también influyen los sentimientos que se asocian a un vehículo propio, como la libertad de movimiento que aporta. Algo intangible, pero que no se puede subestimar, ya que puede terminar decantando la balanza. Sin embargo, la resolución puede ser más sencilla para aquellos que tan solo usan el coche de manera puntual, o para los que viven y trabajan en grandes ciudades, donde las alternativas de movilidad suelen ser más numerosas. He aquí algunos factores que se deben tener en cuenta.
Costes de mantenimiento
Uno de los principales inconvenientes de tener un coche, además de su precio de entrada, es el gasto continuo que conlleva. A la hora de hacer cálculos, hay que tener en cuenta una extensa lista, desde el desembolso para llenar el depósito hasta el pago por una plaza de parking. También el seguro del vehículo, revisiones, mantenimiento, reparaciones e impuestos, por no hablar del gasto que pueden causar aparcamientos, peajes o multas.
Alternativas a la compra de un vehículo tradicional
Si uno evita comprarse un coche de manera tradicional para no tener que hacerse cargo de la enorme cantidad de gastos comentados, debe saber que existen alternativas que van más allá del transporte público. Por ejemplo, el renting o el leasing, dos modalidades que funcionan como una especie de alquiler del vehículo a largo plazo.
En el renting se paga una cuota mensual fija, que varía en función del precio del vehículo, el plazo de duración del contrato (entre 1 y 5 años), la cantidad máxima de kilómetros permitidos al año y los servicios prestados (impuestos, mantenimiento, seguro, reparaciones…). El propietario del vehículo es el arrendador (ya sea la marca o una empresa especializada), no el arrendatario.
El leasing también es una especie de alquiler a largo plazo pero al final del contrato se puede optar por comprar el vehículo, devolverlo o cambiarlo por otro. La cuota es inferior a la del renting porque no están cubiertos los gastos de mantenimiento, seguro o impuestos, que van a cuenta del arrendatario.
Por otro lado, hay opciones más novedosas que han cobrado fuerza en los últimos tiempos. La suscripción es un alquiler del automóvil por un tiempo más corto y con unas condiciones más flexibles que las ofrecidas por el renting y el leasing.
También está el sharing, que permite alquilar un coche por horas o minutos, como ocurre con las bicis y los patinetes eléctricos. De este modo, no hay una fórmula mágica que dictamine si vale la pena comprar un coche nuevo o mantener el actual; cada uno debe conocer su situación personal, valorar las alternativas y echar cuentas.Lee también
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Además, el encarecimiento de los coches nuevos y de segunda mano, sumado al -todavía- elevado precio de los vehículos electrificados, dificultan la adquisición de un coche. Y las adversidades no terminan aquí para los automovilistas. La subida de los combustibles en el último año ha provocado que cada vez sea más costoso recorrer kilómetros en coche privado.